La lana natural es un material atemporal: con los cuidados adecuados, puede conservarse en perfecto estado durante años e incluso pasar de generación en generación. Y cuando su ciclo de vida finalmente llega a su fin, vuelve a la tierra de manera sostenible.

Bloqueo en húmedo de tu muestra de tejido o labor (Wet blocking)

Aunque utilizamos técnicas de teñido que fijan el color en el hilado, los tintes naturales pueden presentar una ligera pérdida de color. Por eso, te recomendamos hacer una prueba de lavado antes de usarlo, especialmente si lo combinás con hilados naturales o contrastantes.

Lavado de la pieza o prenda terminada

Una de las cualidades más destacadas de la lana es su capacidad natural para repeler la suciedad y los olores. En lugar de lavarla con frecuencia, priorizá ventilarla regularmente. Simplemente colgá tu prenda de lana a la sombra para permitir que las fibras respiren y se refresquen.

Para preservar sus cualidades, recomendamos lavarla a mano con agua fría y usar un detergente específico para lana de pH neutro para evitar para evitar alteraciones en el color. Sumergí cuidadosamente la prenda, evitando estirarla o retorcerla innecesariamente. No la dejes en remojo por tiempo prolongado. No usar cloro.

Secado

Después del lavado, es recomendable manipular las prendas con cuidado para proteger su estructura y durabilidad. Presioná suavemente la prenda contra el costado del recipiente para eliminar el exceso de agua, evitando torcerla. Luego, colocala sobre una toalla limpia en una superficie plana, enrollalas juntas y presioná suavemente para absorber la humedad.

Finalmente, dejá secar la prenda de lana en lugar bien ventilado, alejado de fuentes de calor o luz directa del sol. Rotala ocasionalmente para mantener su forma y evitar que se estire. 

Evitá colgar las prendas, ya que el peso del agua podría deformarlas o generar concentraciones de color. No uses secadora.

Almacenamiento

Guardá tus madejas y prendas en un lugar seco, protegido de la humedad, lejos de fuentes de calor o luz directa del sol. Para prevenir polillas, podés utilizar bolsitas de lavanda o cualquier otro repelente natural. Es recomendable almacenarlas en bolsas de tela o cajas transpirables, en lugar de plásticos herméticos.

Manejo general

Para evitar la formación de pilling, minimizá el roce con superficies ásperas y lavá las prendas con menos frecuencia, solo cuando sea necesario. Si aparecen bolitas, podés retirarlas suavemente con la mano o con un peine especial para lana.

Con estos cuidados, tus hilados, piezas y prendas, conservarán su calidad y belleza durante mucho tiempo.

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